domingo, 30 de enero de 2011

Una elección vital

Hay situaciones en la vida en las que, forzosamente, hemos de tomar una decisión, y según la dirección que tomemos nos afectará para bien o para mal.

La primera disyuntiva, quizás se presentó cuando tuvimos que decidir qué oficio o carrera seguir. Y, cuando llegamos a la mayoría de edad, llamaron a nuestra puerta los partidos políticos solicitando nuestro voto. En esos momentos, posiblemente, pasamos de todo, aunque ya había llegado la hora de sentar la cabeza. Más tarde tuvimos que elegir nuestro cónyuge. Fue una de las decisiones más importantes que tuvimos que tomar ya que de ella dependería la felicidad conyugal, y no era cosa de correr a tontas y a ciegas en semejante empresa.

Si me permites un consejo, querido joven, te diré: No vayas al matrimonio pensando: Si la cosa no funciona me divorcio y a empezar de nuevo. Porque si piensas así ya llevas un tanto por ciento muy elevado para que tu matrimonio sea un fracaso. Debes elegir a tu cónyuge con la debida reflexión y seriedad, ¿por qué?, porque yo detesto el divorcio, dice el Señor. (Malaquías 2. 16 La Biblia de las Américas)

Como el amable lector ha podido observar, no podemos pasar de todo, pues depende en mucho, nuestro futuro bienestar de si la decisión que hicimos fue o no acertada. Pero todavía nos queda que hacer la elección más importante de nuestra vida. Es tan solemne que de ella dependerá nuestra dicha presente, futura y eterna. Es posible que te sonrías y digas: Ya está con el sermoncito semanal. Aparte que de mí no esperes otra cosa, te diré que eso no cambia en nada la gran verdad, que todo lo que sembremos, eso segaremos, y si la siembra que hacemos es de la carne de la carne segarás corrupción, pero si siembras para el Espíritu del Espíritu segarás vida eterna. (Gálatas 6. 7-8) Por lo tanto es necesario que te preguntes: Si muriera, ¿a dónde iría a pasar la eternidad? Si no lo sabes, eso quiere decir que todavía no has elegido al Señor como tu Salvador.

Tú dices creer en Dios pero sigues viviendo alejado de Él y estás dejando la elección más importante de tu vida, para última hora, porque ahora te apremian cosas más valiosas. ¿Más valiosas que tu salvación eterna? ¡Grave error que llorarás eternamente!

S.Pedro, citando las Escrituras dijo: He aquí pongo en Sión la principal piedra del ángulo, ESCOGIDA, preciosa; el que creyere en Él, no será avergonzado, pero por el afán de tener un mejor porvenir material, diste de lado a la única oportunidad puesta a tu alcance, que es la salvación de Cristo, cumpliéndose en ti la profecía: La piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo. Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará. (1 S.Pedro 2. 6-7; S. Lucas 20. 18) Has de saber que duele mucho caer y confesar el pecado al Señor, porque es como caer sobre una roca, te haces daño, pero si esperas a morir y que dicha Roca, que es Cristo, te caiga encima, te desmenuzará, es decir: Te condenará.

Mi deseo es que AHORA, el amado lector, haga su mejor elección escogiendo a Cristo como Salvador, dejando todo lo que estorba, porque solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. (S.Lucas 10. 42) fue lo que Jesús dijo a Marta, y lo que a ti te recomiendo, antes que sea demasiado tarde, ¿por qué?: Porque muchos son llamados, y pocos son escogidos. (Mateo 22. 14)


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