sábado, 15 de enero de 2011

Examinadlo todo; retened lo bueno

Examinadlo todo; retened lo bueno. (1 Tesalonicenses 5. 21). Examinar, se puede definir, como: Contemplar, observar y mirar, lo que sencillamente estás viendo; y también se puede decir que Examinar, es: Juzgar, analizar y probar algo, etc.

Hablemos de lo primero para después llegar a lo segundo:
Por ejemplo: Cuando hablamos de la seguridad de salvación, que disfrutamos todos los que hemos depositado nuestra fe en el Hijo de Dios, nos miran como si de bichos raros se tratara, y con aire de incredulidad nos dicen: ¿Qué tú eres salvo? ¡Eso, nadie lo puede saber! Y les  contesto: ¿Entonces para que vino Cristo a este mundo?, ¿no vino para salvarnos? Él prometió: El que cree en el Hijo tiene vida eterna… (S.Juan 3. 36) ¡Yo lo he creído y me ha salvado! ¿Por qué no haces tú mismo la prueba?

Unos griegos querían ver, contemplar, observar a Jesús, y para ello fueron a Felipe y éste los llevó a Andrés y ambos los llevaron a Jesús… y el Señor yendo al grano les dijo: De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto… y Yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a Mi mismo. Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir. (S.Juan 12. 24 y 32-33) De modo que si tú, quieres contemplar, observar y examinar a Jesús para ser salva o salvo, entonces Cristo te recomienda que lo veas y lo analices  en y desde la cruz… donde Él derramó su preciosa sangre para poder borrar tus pecados y los míos, ¡si así lo crees!, y que lo veamos como nuestro sustituto… porque la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de TODO pecado. (1 S.Juan 1. 7) ¡Eso fue lo que aconsejó Cristo a los griegos!

Es muy cierto que Él predicó bellos sermones, que sanó a multitud de enfermos y que resucitó muertos, pero no fue para eso que dejó Su gloria y bajó a esta tierra… ESENCIALMENTE dejó Su trono para venir a MORIR por nuestros pecados; ¡ESTE FUE EL MOTIVO! Todo lo demás fue secundario. Sanar y resucitar lo podía hacer desde el cielo, pero para salvarnos sólo lo podía hacer si moría y derramaba su sangre en la tierra…

Por eso quiere que lo contemplemos en la cruz, donde Él tomaba nuestro lugar. Si lo examinas bien, te darás cuenta que así fue necesario. (S.Juan 3. 14)

El centurión romano, encargado de la crucifixión de Jesús, al ver lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo… y era hijo de Dios. (S. Lucas 23. 47 y S.Marcos 15. 39)

Puedes juzgadle, como algunos de su tiempo lo hicieron, diciendo: He aquí un hombre comilón y bebedor… (Mateo 11. 19). O como Herodes lo hiciera. Porque Jesús no hizo ningún milagro en su presencia, le menospreció y le escarneció… (S. Lucas 23. 8-11) Ahora tú tienes la palabra, bien para examinarle o para aceptarle. Pero:

Si quieres obtener la salvación, forzosamente tendrás que venir a la cruz… y ver que Jesús fue juzgado a causa de nuestros pecados. El Señor no vino para entretener ni deslumbrar, sino para salvar. Él lo dijo bien claro: Porque el Hijo del Hombre VINO A BUSCAR Y A SALVAR lo que se había perdido. (S. Lucas 19. 10)

Como habrás observado Dios te ama en Cristo, y Éste te anima diciendo: Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque TODO AQUEL que pide, recibe; y el que busca halla; y al que llama, se le abrirá. (Mateo 7. 7-8) ¿Qué es lo que te detiene, a qué esperas?

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