domingo, 30 de enero de 2011

No hay otro nombre dado a los hombres

Para los judíos los nombres que ponían a sus hijos, casi siempre, les señalaba o les hacía revivir algún suceso de su vida, como fue el caso del nombre de Isaac. Su madre, que era estéril y de noventa años, cuando se le anunció que tendría un hijo, al oírlo, se echó a reír, y por eso le pusieron por nombre Isaac, el cual significa risa. 

Dios, aprovechando la costumbre, cuando Cristo iba a nacer, a S. José le dijo por medio de un ángel: …llamarás su nombre Jesús =Salvador, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. (S. Mateo 1. 21) De modo, que el nombre que le fue puesto al Señor ya sugería cual sería su ministerio en la tierra.

Pero eso no nos da la opción para que digamos: ¡Jesús me valga!, y creamos que Jesús nos va salvar de cualquier situación. Ya que ¡Jesús me valga! es una expresión rutinaria, vulgar y supersticiosa.

El nombre del Señor hay que pronunciarlo con reverencia sabiendo que Él es el Creador y que vino, murió y resucitó para que podamos ser salvos. S.Pablo dijo: Esta es la palabra de fe que predicamos: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, -o sea, que es tu Dueño, tu Amo- y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en Él creyere no será avergonzado… porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo. (Romanos 10. 8-13)

Esta es la manera como hemos de invocar el nombre del Señor, ya que un día tendremos que comparecer delante de Él, como dice S.Pablo: …Dios también Le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, -el Amo- para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2. 9-11)

Amado lector, te invito a que leas tranquilamente en Los Hechos de los Apóstoles los capítulos 3 y 4 donde se relata el milagro de un cojo que fue sanado en el nombre de Jesucristo de Nazaret, la gente al verlo, miraban a S.Pedro y a S.Juan como si ellos con su poder lo hubieran curado. Al ver eso, S.Pedro les dijo: ¿Por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a éste?… ha sido por la fe en SU NOMBRE, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre y la fe que es por Él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros… Este es JESÚS es la piedra reprobada por vosotros los edifica dores; la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación: Porque NO HAY OTRO NOMBRE bajo el cielo DADO A LOS HOMBRES, en que podamos ser salvos. (Hechos 3. 6, 12, 16 y 4. 11-12)

¿Por qué no hay otro nombre dado a los hombres para ser salvos? Por que sólo Él es Dios y Hombre. Sólo Él murió por tus pecados, y por tanto, sólo la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 S.Juan 1. 7) Sólo Él es el Camino, y la Verdad, y la Vida; y NADIE viene al Padre, sino por mí. (S.Juan 14, 6) Y por muchísimas razones que no podemos enumerar por falta de espacio. Por todo eso es que: NO HAY OTRO NOMBRE bajo el cielo dado a los hombres…

No hay comentarios:

Publicar un comentario