domingo, 30 de enero de 2011

Frutos del pecado

En este mundo es completamente imposible ser feliz cuando vivimos sumergidos en el pecado, ya que se cumple en nosotros lo que Dios dice: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues TODO lo que el hombre sembrare, ESO también segará. (Gálatas 6. 7) De modo que no es extraño que se palpe en las personas la angustia, el sinsabor y la amargura. Mas lo peor no termina aquí, sino que, como consecuencia, se vive y se peca descaradamente, por lo que no es extraño, que dichas personas estén amargadas y depresivas por vida.

Es evidente que: manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. (Gálatas 5. 19-21) Y ante tal cúmulo de maldades, ¿qué se puede esperar? Es justo que con tal siembra, se coseche aflicción de espíritu.

Puede que el amado lector no se vea a sí mismo tan inmoral y corrupto, pero el caso es que Dios en su Palabra nos denuncia a TODOS y sin excepción. Ella dice: no hay justo ni aun UNO; no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. TODOS se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera UNO. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de AMARGURA. …no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos. …Porque no hay diferencia, por cuanto TODOS pecaron, y están destituidos -echados fuera- de la gloria de Dios. (Romanos 3. 10 a 23)

Así que es de lógica que la siembra de tanto pecado sea la muerte, o sea, la separación eterna de Dios. Porque la paga -el salario- del pecado es la muerte. (Romanos 6. 23) De modo que no podemos vivir en pecado y seguir felices y en paz, ¡es imposible!

El pecado actúa en nosotros como la lepra, que no duele, pero corroe los  huesos y la carne, y termina con la vida. Así funciona y trabaja el pecado en nuestras almas: Carcome nuestra voluntad y sentimientos y al final perdemos la vida eterna.

Dios en su misericordia a querido que así sea: que el pecado coseche como fruto la amargura, la depresión y la frustración, para que arrepentidos nos volvamos a Él, el cual nos dice: Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. (Isaías 55. 6-7)

Te recuerdo, que si ahora te vuelves al Señor arrepentid@, seguro que tendrá misericordia y un amplio perdón, como nos asegura su Palabra; ya que todo ha sido posible porque Jesús se humanó en María la bienaventurada entre todas las mujeres y por el poder del Espíritu Santo, tomando nuestra carne para poder cargar con nuestro pecado, para que TODO aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

¡Ven a Cristo y sé salv@! No juegues con fuego, ¡te puedes! quemar, porque el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. (S.Juan 3.15 y 36)

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