domingo, 30 de enero de 2011

Un carnaval diferente

Hay personas tan mentirosas que hasta se creen sus propias mentiras, y también las hay, y en mayor cantidad, que viven en un continuo carnaval. Carnaval que nada tiene que ver con los carnavales que se celebran por estas fechas, pues tales personas viven de una manera y en unas circunstancias muy diferentes.

Es a ese carnaval al que me estoy refiriendo, el cual no tiene nada de broma ni de payasada, pues tiene eternas consecuencias; y lo malo de dicha falsa es que, al igual que el mentiroso, ambos no hacen un alto en su camino para preguntarse: ¿Hasta dónde me llevará dicha mascarada? Sino que siguen y siguen así hasta el ocaso de sus vidas. Ignorando que, será entonces cuando se verán en el juicio del Gran Trono de Dios,  aunque ya será demasiado tarde para poder retroceder.

Solemos vivir, en muchas facetas de la vida, fingiendo y aparentando lo que no somos, lo que es un grave error, pero el peor de todo es que no somos sinceros ni con nosotros mismos y seguimos la comparsa de la vida conformista repitiéndonos: Así somos todas las personas.

Quizá para el amado lector sea un orgullo llamarse cristiano. Para lo cual yo te pregunto: ¿Eso te da alguna garantía o seguridad sobre el más allá? ¿Si ahora murieras estás seguro que irías al cielo?, o ¿sólo es una doctrina teórica que has aprendido pero que en la práctica no te sirve para nada? Porque la realidad es otra, ya que cuando piensas en la muerte te echas a temblar, y el miedo y la inseguridad te invade, sobre todo cuando razonas de lo que te pueda pasar más allá de este mundo.

Si es así amigo, te digo que llevas puesta la máscara de cristiano. Sólo eso: ¡Una máscara!, porque la realidad es otra. No vale que me digas: Pues todos los cristianos que conozco son como yo. Te respondo que de nada te vale tal respuesta; por dos razones: 1ª.) Que los demás se pierdan, a ti de nada te sirve; y  2ª.) Los genuinos cristianos tenemos seguridad de salvación y SABEMOS que cuando muramos estaremos con Cristo. ¿Sabes por qué? Porque AHORA ya disfrutamos de dicha salvación. Que, ¿cómo lo sabemos? Porque hemos creído y recibido al Señor en nuestros corazones y SABEMOS que somos sus hijos porque descansamos en la promesa del Señor que dijo: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. (S.Juan 1. 12)

Amado lector, desnúdate delante del Señor y preséntate tal como eres, confiésale tus pecados a Dios y por medio de su Hijo pídele el perdón de los mismos. Si lo haces, desde ese momento tu vida será transparente y sincera, sin necesidad de usar disfraz alguno. Para poder ayudarte te dejo con este versículo donde Dios te asegura la salvación. Es el que sigue:

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (S.Juan 5. 24) En dicho versículo Cristo hace dos afirmaciones: De cierto, de cierto os digo. Después te pide dos condiciones: El que oye mi palabra, y cree al que me envió. Y por último, para todos los que aceptaron sus dos condiciones les da dos promesas: tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

Si así lo haces dejarás de llamarte cristiano, lo cual sólo es una máscara, y pasarás a ser cristiano porque será una realidad en tu vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario