domingo, 30 de enero de 2011

Dios es Amor

Que Dios es Amor, es una verdad maravillosa que me gustaría  gritarla a todo pulmón. Con todo, el lector debe saber, que dicha verdad ha sido manipulada y mal interpretada por las sectas y hasta por nosotros mismos.

Sí, Dios es Amor, pero sin menoscabo de su Santidad ni de su Justicia; porque todos los atributos de Dios son iguales.

Si los pudiéramos pesar, todos pesarían lo mismo; por lo tanto, en su Justicia y Santidad tiene que castigar el pecado. S.Pablo lo aclara cuando dice: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. (1 Corintios 6. 9-10) y S.Juan añade: Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. (Apocalipsis 21. 8)

 De modo que Dios, para podernos salvar, tuvo que cargar en su Hijo todo el peso de nuestros pecados, como bien dice el profeta: Mas Él -Cristo- herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. (Isaías 53. 5)

Sí, Dios es Amor, y precisamente porque nos ama, no puede consentir que hagamos todo lo que queramos, quedándose complaciente e impasible viendo cómo nos arruinamos. De ahí que a veces nos discipline, como bien dice el escritor sagrado: Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que RECIBE por hijo… ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? (Hebreos 12. 6-7) Dios ama al pecador, pero aborrece al pecado. ¿Qué cómo podemos conjugar ambas cosas? Te pondré un ejemplo: Unos padres tienen a su hijo moribundo; aman a su hijo pero aborrecen la enfermedad que se lo lleva.

Quizá el lector piense: ¿Qué padre castigaría a su hijo eternamente? Como puede comprender el lector el tema no se puede aclarar en tan poco espacio, pero trataré de contestar algo.

Dios nunca enviará a ningún hijo suyo al infierno, eso es seguro. Ahora te pregunto: ¿Eres tú su hijo? Quizá me contestes: ¡Claro que sí, pues todos somos sus hijos! Nada más lejos de la realidad. Lamento decepcionarte. ¿Te diste cuenta como en los últimos versículos que cité, había un verbo que subrayé y lo destaqué en mayúscula? Te lo recuerdo: Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que RECIBE por hijo… ¿No has observado que para ser hijo de Dios, antes tienes que ser recibido como tal? Todos somos criaturas de Dios, pero no hijos, para ser hijos, antes debemos ser recibidos por Él como tales. Y para eso no es necesario tener la mejor religión del mundo, ni hacer obras meritorias, sino sencillamente creer y obedecer, es lo que Dios pide, lo cual es bien sencillo. Léelo tu mismo: A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le RECIBIERON, a los que CREEN en su nombre, LES DIO -algo que no tenían, el derecho la- potestad de ser hechos hijos de Dios. (S.Juan 1. 11-12) Quedando claro que: Dios te recibe como hijo suyo si tú le recibes y crees en su nombre. Sin este requisito nunca serás su hijo, sino que el diablo será vuestro padre. (S.Juan 8. 44)

Así que, no lo olvides: Dios es Amor, pero a la misma medida es Justo y Santo, de modo que para ser su hijo, tienes que recibirle y creer en Él, ¡ahora, no después de muerto!

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