sábado, 22 de enero de 2011

La creación gime


 Parece como si todas las personas, de una forma instintiva, estemos siempre gimiendo de todo y de todos. Como si nada nos pudiera satisfacer; y es que, en realidad, nada en este mundo puede llenar el vacío que sentimos en nuestro interior.

            Y, ¿sabes por qué? Porque el pecado ha estropeado la perfecta creación que en su día Dios dejó a nuestro cuidado y, por lo tanto, es imposible que podamos ser felices, a no ser que le demos a Dios las riendas de nuestra vida, aceptando antes nuestra inutilidad y pecado y así poder recibir a Cristo como nuestro Salvador y Señor. Si lo haces, tu vida empezará a tener sentido.

Hoy, es normal, por desgracia, ver matrimonios rotos, bien sea por culpa de uno o del otro. Por incompatibilidades o por quítame estas pajas, o porque alguno se enamoró de otra persona… De manera que el divorcio está a la orden del día, dejando tras ellos un lastre de hogares e hijos frustrados; y todo, porque hemos marginado a Dios de nuestra vida, y porque estamos haciendo las cosas en contra de lo establecido por Él, dando rienda suelta a nuestras pasiones más bajas y vergonzosas, pero eso sí, con aire de legalidad. No es nuevo. Es tan viejo como el mismo pecado.

Un día le dijeron a Cristo: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? Jesús respondiendo dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó no lo separe el hombre., (S.Mateo 19. 3-6) remachando Jesús lo que siempre fue desde el principio. Principios que nosotros hemos roto y después gemimos y nos quejamos a Dios, pero, sin reconocer la culpa.

Todo esto y muchas de las desgracias que padecemos nos vienen porque de alguna manera habiendo conocido a Dios, no le glorificamos, ni le damos gracias, sino que nos envanecemos en nuestros razonamientos, y nuestro necio corazón está entenebrecido… y cambiamos la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Y como quiera que no aprobamos tener en cuenta a Dios, (en nuestros negocios, en nuestros hogares, en nuestras vidas, etc.) Dios nos entrega a una mente depravada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de homicidios, contiendas, engaños y malignidades, etc. (Romanos 1. 21, 25, 28 y 29)

De todo esto y mucho más, es de lo que llenamos nuestro corazón vacío, y por lo tanto y como consecuencia, de un modo mecánico, gemimos por una vida mejor, pero nuestro pecado nos lo impide. Sí, todo nuestro mal y todas las frustraciones que sufrimos se las debemos al pecado, como Dios le dijo a Adán: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por amor de ti. (Génesis 3. 17)

Dios tuvo que maldecir la tierra por amor a nosotros, igual que hacemos con nuestros hijos, cuando los disciplinamos, con el fin de hacerles volver al buen camino, y Dios es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca sino que todos procedan al arrepentimiento. (2 S.Pedro 3. 9)  Amado lector, deja de gemir y ven al Señor ahora, antes que sea demasiado tarde, pues Él ha dicho: Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, (nadie puede ser feliz) sino por Mí. (S.Juan 14. 6)

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