domingo, 30 de enero de 2011

Los sacrificios, ¿sirven?

Hay personas que se someten a tortuosos tratamientos con el fin de tener una figura esbelta. Los hay quienes se exponen a depilaciones, a la cirugía estética, a transplantes… etc. También los hay quienes se sacrifican por años y con muchas privaciones para poder conseguir una carrera o una vivienda, etc. Si lo llegan a conseguir, valió la pena de tales sacrificios, lo malo sería si ocurriera lo contrario. Como quiera que esa ha sido siempre la pauta y norma de nuestra vida y lo que siempre hemos visto y vivido, que pensamos que para ganar la salvación y el cielo, también tendremos que hacer algo a cambio, como hacer ciertos sacrificios… y para colmo de males, las religiones con sus enseñanzas, refuerzan y confirman nuestros errados pensamientos.

Como personas inteligentes que somos, deberíamos preguntarnos: ¿Y todo esto, para qué? ¿Realmente los sacrificios que hago, me han dado la seguridad de alcanzar lo que pretendo? Si el lector se hiciera tales preguntas, se daría cuenta de lo inútil y de lo errado de tal proceder; porque si uno paga algo por un producto, lo natural es obtener y poseer dicho producto, ¿no? Pero has de reconocer que no sucede así con los sacrificios que se hacen a favor de la salvación; porque haces sacrificios para ser salvo y nunca estás seguro de haberla alcanzado. Si los resultados son tan desalentadores, ¿para que seguir haciéndolos? ¿O sigues creyendo que esto agrada a Dios? Personalmente creo que dicha actitud ofende a Dios por varias razones: 1ª.) Dios no nos pide tales sacrificios para la expiación de nuestros pecados. 2ª.) ¿A qué padre le gustaría que las peticiones de sus hijos la hicieran con las rodillas ensangrentadas? ¿O que vinieran dándose latigazos en sus espaldas desnudas? ¿O que trajeran pesadas cadenas en los pies? ¿Qué monstruo de padre sería ese? ¿Es esa la imagen que tenemos de Dios?, y 3ª.) ¿A quién benefician tales sacrificios? ¿A Dios, a los hombres? A NADIE… entonces, ¿por qué seguir haciéndolos?

El Señor fue criticado en varias ocasiones, y en dos, por diferentes causas. La primera porque comía con publicanos y pecadores; y la segunda porque dejó comer a sus discípulos granos arrancados de un trigal y los restregaron con las manos para quitarle la paja en día de sábado. En ambos casos les contestó del mismo modo: Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. (San Mateo  9. 13) Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes. (San Mateo 12. 7) Como se puede ver, el Señor desaprobó el sacrificio y alabó la misericordia.

En otro lugar de la Escritura Dios dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me apropiaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el peca do no te agradaron. (Hebreos 10. 5-6) Algunas personas dicen a favor de los sacrificios, que lo hacen con el fin de contrarrestar los deseos de la carne pero Dios dice: Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne. (Colosenses 2. 23)

Y sobre el sacrificio incruento de la misa, he aquí lo que Dios dice: Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios que NUNCA pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre UN SOLO sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios… Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también cristo fue OFRECIDO UNA SOLA VEZ para llevar los pecados de muchos… (Hebreos 10. 11-12  y 9. 27-28)

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