sábado, 22 de enero de 2011

El último adiós

Muchas personas sacan chistes con la muerte y otras se burlan de la resurrección; pero cuando la señora de la guadaña se lleva a un ser querido, entonces se terminan todas las tonterías… porque sólo les queda el vacío, la tristeza, la desesperación… Pero para otras personas,  no sólo les dura el malhumor, sino además se quejan continuamente contra Dios.

Hemos de reconocer que la muerte de un familiar es algo muy doloroso; tanto para las que dicen no creer en la resurrección como para los que sí creemos. La muerte, siempre causa dolor y tristeza a todos, tanto para el que muere como para los que quedamos.

¿Sabías que para la Biblia el vocablo muerte sólo significa SEPARACIÓN? ¿Sabes por qué? Porque la muerte no es un sinónimo de exterminación, ni de aniquilación, ni es el final de todo, sino sencillamente una separación momentánea.

Cuando un padre emigraba al extranjero para trabajar y poder recaudar fondos para compensar las deudas acumuladas, era una pena ver como lloraban la esposa y los hijos, como también el que se marchaba… ¡Y eso que se iba para trabajar y solucionar el problema económico! Es que, la separación, siempre es dolorosa, aunque sepamos que dentro de unos meses volveremos a ver al ser querido…

Esto lo he escrito en vía de ejemplo, para que comprendamos lo real que es el dolor de la separación, pero es mucho más, cuando ésta está originada por la muerte. Con todo hay una gran diferencia para los que creemos que estaremos con ellos un día, y para toda la eternidad; no así para los que no creen en la otra vida, estos lloran a sus muertos  con desesperación, pues creen que la muerte es el fin de todo…

Los que así lloran, les compadezco, porque su llanto es amargo y desesperado…Pero no así para los que hemos creído en Aquel que dijo: Yo soy la RESURRECCIÓN y la Vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente. (S.Juan 11. 25-26) Aunque también lloramos la separación  momentánea del ser amado, pero lo hacemos con seguridad, porque pronto le veremos; y cuando llegue ese día, nada ni nadie nos podrán separar, gozando juntos la eternidad con Dios. ¡Menuda diferencia!

Mi querida amiga y amigo, una de las razones por las cuales el Hijo de Dios se humanara en el vientre de la Virgen María, fue para darnos vida; Él mismo lo dijo: Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. Y para que donde Yo estoy, también ellos estén conmigo. (S.Juan 10. 10 y 17. 24) O sea que: Nos da vida eterna con Él. Sí, amiga y amigo. Él vino para darle a nuestro cansado corazón un respiro de segura esperanza. Él vino para decirnos que no todo TERMINA con la muerte, sino que con ella EMPIZA la verdadera vida y, ¡para siempre!, para los que hemos confiado en Sus promesas.

Cuando Dios hizo al hombre dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…(Gén. 1. 26) Para todos es bien conocido que Dios es Espíritu, y por lo tanto no tiene carne como nosotros…¿Entonces a qué semejanza se refería?, queda claro que a la espiritual. Y tú sabes que Dios no tiene principio ni fin, que es eterno; pues tú y yo, que tenemos la imagen de Dios, también somos eternos; tenemos principio, pero JAMÁS  fin... Así que el quid y la esencia de la cuestión es: ¿Dónde piensas pasar la eternidad, con Dios o sin Dios?
Mira lo que dicen las Escrituras al respecto: Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la -de su- muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. -sujetos al miedo a la eternidad- (Hebreos 2. 14-15)

¿No te gustaría vivir sin miedo a la muerte teniendo ya la seguridad de la vida eterna? Entonces, tendrás que venir a Dios y con arrepentimiento pedirle el perdón de tus pecados teniendo como mediador entre tú y Dios a Jesucristo, ya que S.Pablo dice: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. (1 Timoteo 2. 5-6) Y S.Pedro añade: Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hechos 4. 12) Pero tanto la elección como la decisión es sólo tuya.

¡No esperes más! ¡Ahora es el tiempo, después de la muerte ya es tarde.

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