sábado, 15 de enero de 2011

Violencia de género


Casi todos los días, escuchamos por todos los medio de comunicación la muerte y el asesinato de mujeres por sus maridos. Al principio, la noticia nos impactaba y nos conmovía, más por lo novedoso que por lo brutal; pero ahora, son tan frecuentes, dichas muertes, que ni hacemos caso.

También leemos sobre terrorismo en España como en otros países, muriendo personas inocentes de una manera bestial y despiadada y nos quedamos impasibles y tan tranquilos… Tan acostumbrados estamos a dichos acontecimientos que todo nos resbala…

A lo primero, cuando oíamos de terremotos, de guerras en tal o cual lugar, la muerte de niños causada por el hambre, etc., nos invadía como una ola de asombro y de temor… pero ahora, ¡nada! ¿Qué nos ocurre? Que nos hemos familiarizado con tales noticias y nos hemos adormecido, embotado e insensibilizado de tal modo, que todo lo que oímos y vemos nos resulta ya tan normal, que la noticia no nos hace ni pestañear…

Quizá el amado lector se horrorice ante la continua masacre de mujeres degolladas por sus maridos. Y, ante tal panorama, posiblemente te digas: ¿La crueldad de las personas hasta dónde puede llegar? ¿Es que no tienen sentimientos? El lector no tiene que olvidar que son personas como tú y como yo, y terminaron haciendo un crimen… ¡Pidamos a Dios que nosotros, tanto varones como mujeres,  no terminemos haciendo lo mismo!.

Aunque tales sucesos son inexcusables, con todo quedaríamos asombrados si pudiéramos escuchar los argumentos que dichas personas dan para justificarse…
Cada día, a nuestro alrededor, están muriendo personas y algunas de ellas muy queridas y cercanas a nosotros, pero es tan frecuente y tan normal, que no nos paramos a pensar que un día nos tocará el turno a ti y a mí…

Para nosotros es tan normal que la gente muera, que la muerte misma es tratada con ligereza y frivolidad, de modo que nadie, se prepara para tal acontecimiento, salvo honrosas excepciones… a pesar de saber que ella se presenta en cualquier momento y lugar, y sin contemplaciones…

Muchas personas son precavidas para hacer los arreglos correspondientes en el cementerio para el día que mueran tener un lugar donde reposar sus huesos. Otros son discretos y se pagan un seguro que llaman de vida… Pero lo triste es que sólo y hasta ahí les llega la prudencia y la sensatez, ya que para el más allá, nada hacen ni se preparan porque suelen decir: Cuando sea viejo o esté para morir, entonces me ocuparé del asunto. ¡Cómo si de ellos dependiera el día y la hora de su muerte! ¡Qué error! Pero lo terrible es que, así piensan y viven la mayoría de los seres humanos.

El Señor Jesucristo, en cierta ocasión contó una parábola para mostrarnos lo engañosa que es la vida, y cómo  a todos nosotros nos gusta acumular y poseer casas, tierras, etc., como si en ello estuviera la vida, y en cambio para la ETERNIDAD no nos preparamos nada, y por lo tanto nada tendremos… Dicha parábola la terminó diciendo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, y lo que has provisto, ¿de quién será? ASÍ ES EL QUE HACE PARA SÍ TESORO, Y NO ES RICO, PARA CON DIOS. (S.Lucas 12. 13-21)

La verdadera Vida está en tener a Cristo: El que tiene al Hijo, tiene la Vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la Vida. (1 S.Juan 5. 12) Si no la tienes, ¡a qué esperas!

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