sábado, 22 de enero de 2011

Fe en Su sangre

Hay muchas personas que no pueden ver sangre, porque se desmayan. Con todo, es bien sabido lo importante que es la sangre en nuestro organismo, pues  sin ella es imposible la vida.

Hoy día existen bancos de sangre, donde los donantes dejan su precioso líquido en reserva a fin de remediar una urgente necesidad. Necesidad cada vez más urgente, dado al creciente número de accidentes que se producen.

No ignoramos, que hay una secta religiosa que aboga en contra de tan benemérita y solidaria acción de donar sangre, queriéndose apoyar en ciertos textos bíblicos que nada dicen de no donar; con los cuales y una buena dosis de imaginación, pretenden hacernos ver lo blanco negro.

El Antiguo Testamento prohibía a los judíos el comer sangre, porque la vida de la carne en la sangre está, y Yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. (Levítico 15. 28-29) Pero en el Nuevo Testamento, S.Pablo dice: De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. (1 Corintios 10. 25), y el Señor Jesucristo dijo: NADA hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, ESO es lo que contamina al hombre. …¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? -al retrete- Esto decía, haciendo limpios TODOS los alimentos. (S.Marcos 7. 15-19) Y alimentos son las butifarras, las morcillas, etc.

En toda la Biblia no hay ni un solo texto que nos prohíba donar sangre, ni tan siquiera una alusión o sugerencia, antes todo lo contrario, se nos manda a amar a nuestro prójimo, ¿y qué mejor manera de demostrarlo dando un poco de nuestra sangre?  Cristo la dio TODA a favor nuestro; de modo que nosotros como humanos debiéramos mostrar nuestra adhesión, solidaridad y apoyo, de una forma práctica, con todas las entidades que hacen tales servicios y que nos demandan y solicitan nuestra ayuda.

La cita de Levítico prohibía comer pero no donar sangre, y a su vez dice el porqué: Yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. Así que, el israelita creyente que pecaba, debía llevar un carnero, o un cordero, o un cabrito, o un par de tórtolas, etc., según fuera su pecado y su rango social.

Todo ello hablaba y anticipaba la muerte de Aquel que sería el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, (S.Juan 1. 29) pues en el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, (Gálatas 4. 4) quien moriría en nuestro lugar, derramando su preciosa sangre, ya que SOLO la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 S.Juan 1. 7)

Hoy, en la comunión, o sea, por medio del pan y del vino, recordamos lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz. Antes, por medio del cordero o las tórtolas sacrificadas, anticipaban y anunciaban la muerte de Cristo. Pero lo que antes se hacía, no podía salvar, como tampoco salva el que nosotros asistamos a un acto religioso, litúrgico y rutinario. Es necesario creer y saber que fuimos rescatados de nuestra vana manera de vivir, la cual recibimos de nuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino CON LA SANGRE preciosa de Cristo, como la de un Cordero sin mancha y sin contaminación., (1 S.Pedro 1. 18-19) es decir: Hemos de saber y creer que ESE fue el alto precio que Cristo tuvo que pagar por ti y por mí. Y es por Él en quien tenemos redención POR SU SANGRE, el perdón de pecados, y ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos. -a causa del pecado- habéis sido hechos cercanos POR LA SANGRE DE CRISTO. (Efesios 1. 7 y 2. 13) Y todo ha sido posible, no porque nosotros tuviéramos méritos o porque lo mereciéramos, sino porque Él nos amó, y nos lavó de nuestros pecados CON SU SANGRE, (Apocalipsis 1. 5) y a quien Dios puso por propiciación por medio de la FE EN SU SANGRE, para manifestar Su justicia a causa de haber pasado por alto, en Su paciencia, los pecados pasado. (Romanos 3. 25)

Amado lector, entiéndelo: Si quieres ser salvo y tener seguridad que irás al cielo, tendrás que aceptar a Cristo como tu Salvador a quien Dios puso por propiciación por medio de la FE EN SU SANGRE. ¡Que así sea!.


No hay comentarios:

Publicar un comentario