sábado, 22 de enero de 2011

Muerte en la carretera

Son millones de personas que salen de sus hogares con muchas ilusiones para disfrutar de sus buenas y merecidas vacaciones, pero algunas de ellas no llegaron a su destino, porque dejaron sus vidas en el asfalto o en un barranco y tras ellas, angustia y mucho dolor en la familia.

Por los medios de comunicación son muchos los mensajes que recibimos advirtiéndonos a tener prudencia, pero con todo, los accidentes siguen; bien por excesos o por violaciones al Código de Circulación, provocando accidentes mortales, que por mucho que se lamenten,  ya no tienen remedio. ¿Será que nadie escarmienta en piel ajena? Permitidme usar como una parábola las señales de tráfico.

En términos generales a todos nos gustan las autopistas donde podemos correr más que en las carreteras generales, ignorando que los mayores accidentes se han dado en las autovías. Que, ¿por qué?, porque el confiado conductor se atrevió a dormitar un segundo y ¡zas!, vino el accidente.  Lo mismo pasa con la salvación: Nos gusta más ir, como dice el refrán: Adonde va Vicente donde va la gente, porque nos atrae la puerta amplia y el camino ancho, donde va la mayoría, y no el camino y la puerta estrecha donde tropezamos con dificultades y no logramos caminar a nuestras anchas.

Jesucristo nos avisó diciendo: Entrad por la puerta estrecha; porque ANCHA  es la puerta y ESPACIOSO el camino que lleva a la perdición, y MUCHOS son los que entran por ella; porque ESTRECHA es la puerta y ANGOSTO el camino que lleva a la vida, y POCOS son los que la hallan. (San Mateo 7. 13-14)

Quizá te preguntes: ¿No se circula mejor por la autopista que por caminos vecinales? A simple vista, eso es lo que parece, pero mueren más por las espaciosas y rectas carreteras que por las estrechas vías. Dios dice en Su palabra: Hay CAMINO que al hombre le parece derecho; pero su FIN es camino de muerte. (Proverbios 14. 12) De modo que, si la autopista de la vida te lleva a la muerte eterna. ¿por qué no escoges el camino angosto?

Lo mismo que en la carretera te encuentras con señales de peligro, de igual forma en el caminar de la vida, Dios, en su misericordia, nos avisa  y nos dice lo corta que es la existencia compara-da con la eternidad. Quizá el lenguaje que Dios usó fue por medio de una enfermedad, un problema, etc., y no has hecho caso. De la misma manera hacen muchos conductores con las señales de tráfico: Se las saltan a la torera.

Amado lector, es muy peligroso saltarse los avisos de Dios. Esa es una manera muy temeraria de conducirse. Cuando Él dice: ¡STOP!, es para que paremos en seco; porque, como todos sabemos, dicha señal quiere decir: ¡ALTO, detente, para!; y eso es lo que necesitas: Hacer un alto en tu camino, porque Dios dice: PARAOS en los CAMINOS, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cual sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. (Jeremías 6. 16)

No tiene sentido caminar sin saber adonde vas ni adonde pasarás la eternidad. Dios dice: PARAOS… mirad, y preguntad. Pero tú dirás: ¿A quién? La respuesta es: a Cristo, porque Él es EL CAMINO… y NADIE viene al Padre, sino por MÍ. (S. Juan 14. 6) Dale prioridad en tu vida y no te saltes Su STOP poniendo en peligro tu salvación por violar Su palabra; por que si lo haces, nunca tendrás luz verde. ¡VEN A CRISTO!

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