sábado, 22 de enero de 2011

Seguridad de la Salvación

            Es frecuente oír en los noticiarios las continuas muertes en carreteras, como en las sangrientas guerras en diferentes lugares, sin contar los que matan por defender su fe en otros países. Debemos dar muchas gracias a Dios por tener paz y libertad en nuestra nación, pero a pesar de todo, son muchísimas las personas que mueren en nuestra patria por diferentes causas, lo mismo da que sean jóvenes o de edad avanzada, que sean ricos o pobres, sabios o ignorantes, etc.

Y la pregunta que surge ante tal panorama es la siguiente: ¿Dónde piensas pasar la eternidad si hoy fallecieras? ¿Estás preparado para tal evento? Ya sé que sólo es una posibilidad, pero no descabellada, puesto que pudiera suceder, y si así fuera, ¿dónde crees irías a parar: Al cielo o al infierno? Quizá te encojas de hombros. Si es así, eso quiere decir que no lo sabes… Aunque te parezca presunción por mi parte, que no lo es, te diré que yo si sé que, el día que muera o el Señor venga, porque va venir, iré a estar con Él, no por mis méritos, sino porque le pedí perdón de mis pecados a Dios a través de Jesucristo y Su sangre me limpió de todo pecado. Te lo afirmo y te lo digo, para que sepas que no es una utopía la salvación, sino una realidad que tú puedes disfrutar ya.

Dios es maravilloso, y en Su amor, no quiso dejarnos con dudas en algo tan vital, como es la salvación eterna; de modo que en su Palabra nos afirma de tal realidad y nos dice: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación,  de muerte a vida. (S.Juan 5. 24) Si te fijas bien en el texto, verás que al principio hay dos afirmaciones: De cierto, de cierto os digo, o sea, Jesús está afirmando por dos veces que lo que está prometiendo es cierto. Después vienen dos condiciones que tú debes cumplir, para ser salva o salvo.  Y por último dos bendiciones.

La 1ª.) es: El que oye o lee mi palabra. Y la 2ª.) condición es: y cree al que me envió. Aquí no se refiere en creer en la existencia de Dios, sino creer a Dios, es decir: En obedecer lo que Dios dice. Y la 3ª) si has oído su Palabra y la has creído u obedecido, entonces se cumplirá en ti la última condición que son dos promesas que dicen:

a.) Tiene vida eterna. ¿Te has fijado en el verbo?: Tiene, no dice: Tendrá, no habla de un futuro, sino del presente: Tiene vida eterna, bien claro; y

b.) y no vendrá a condenación, aquí si habla del futuro, que por creer ya ha pasado de muerte a vida. ¡Sí! Sólo por el hecho de oír y creer, no vendrá a condenación, porque tiene vida eterna, y si la tiene, nos dice: no vendrá a condenación, ¿por qué?, porque ha pasado de muerte a vida. Luego no pasarás por ningún juicio de condenación, ¿por qué? Porque Cristo fue juzgado en tu lugar y tú, no sólo lo has oído, sino que también lo has creído.

Por tu bien, te ruego vuelvas a leer el citado versículo de (S.Juan 5. 24) De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida, y reflexiona sobre lo que dice y lo claro que lo dice. Porque aunque te parezca increíble, es la realidad, y dicha realidad, ¡pásmate!, no es una teoría, sino una maravillosa verdad que le costó a Cristo la cruz, y allí pagar nuestros pecados, para que tú hoy puedas disfrutar de la salvación que Él te ofrece.

Has de saber que sólo: La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1ª S.Juan 1. 7)

No hay comentarios:

Publicar un comentario