Generalmente nos cuesta mucho el reconocer nuestros errores, dado a nuestro orgullo. Y si, alguna vez los reconocemos, nos presentarnos como víctimas de la situación, descargando toda nuestra ira contra Dios… Mas Dios, con dulzura nos dice: Amados… no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación… Por esto, mis amados… todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse… (Santiago 1. 16-19).
Se dice que: El rectificar es de sabios. Mucha sería mi alegría si estas líneas te ayudaran, porque hoy día, todo se ve bien, así como que: Los jóvenes no se casen, que los viudos se junten, que los hombres vivan en parejas, e igualmente las mujeres, etc. Ahora se pregona que hay que vivir la vida sin complejos, sin esa moral retrógrada y conservadora, la cual atrasa y frena los placeres sexuales…
Pero, ¿qué dice Cristo a todo esto? Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero Yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (S.Mateo 5. 27-28) Y en otro lugar, su Palabra, nos sigue exhortando: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. (1 Corintios 6.9-10) Sería un grave error por tu parte, pensar que ahora son otros tiempos y que todo eso ha quedado anticuado. Has de saber que el Señor no ha cambiado, él dijo: De cierto os digo… el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. (S.Mateo 24. 34-35) y (Hebreos 13. 8) nos recuerda que: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
No vayas a pensar que la lista de nuestros pecados se acabó con lo que hemos señalado, pues, ¿qué hay de nuestras conversaciones sucias y torpes?, Dios nos declara: No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres… Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad… Mas Yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. (1 Corintios 15. 33; 2 Timoteo 2. 16 y S.Mateo 12. 36) Si después de haber leído, el amado lector, lo escrito, siguieras recreándote en tu error, como nos señala (2 S.Pedro 2. 13), si este fuera tu caso, eso daría a entender a Dios, que no quieres recibir el amor de la verdad para ser salvo. Por esto Dios te enviará un poder engañoso. (o de error) para que creas la mentira. Nos dice San Pablo en (2 Tesalonicenses 2. 10-11) Sí, el Señor te dará ¡lo que tú mismo has elegido!… ¡ESA será tu condenación: Tu misma decisión!
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