domingo, 30 de enero de 2011

¡Hay pecados veniales!

           Por su gravedad, el pecado se divide en grave, es decir, transgresión consciente, y libre en materia grave, y en venial o leve, si es materia leve o sin plena advertencia o deliberación; al grave se llama mortal porque priva a quien lo comete de la vida de la gracia. (Gran Enciclopedia Larousse)

Desde luego, hemos de reconocer que un crimen no es lo mismo que una mentira, como no lo es un robo a mano armada que dejar mal estacionado el coche; las sanciones tienen que ser diferentes, pero son sanciones.

Los teólogos guiados por dichos razonamientos, los han dividido por pecados de comisión y de omisión; pecado formal y material; pecado actual y habitual; pecado venial y mortal; etc., a fin de darnos a entender de los varios grados que hay de pecados. Creo que no hace falta ser muy inteligente para saber que hay pecados más graves y menos graves, pero al final, todos son pecados; y por lo tanto nos condenan en más o en menos grado.

Quizá el amado lector, habituado a valorar al pecado de esta manera, llegue a pensar que las mentirillas no serán tan graves como para condenar-nos. Desde luego que no tienen comparación con el crimen, pero todo pecado por pequeño que nos parezca nos condena, en más o menos grado, pero nos condena.

Para Dios la mentira, (que para nosotros es tan corriente, incluyendo la piadosa), para Él es una infracción y una violación a su Santidad y por lo tanto es suficiente para no dejarnos pasar al cielo, y lo bastante inmoral como para merecernos el infierno, a pesar que la mentira esté catalogada como pecado venial.
Para que no creas que son cosas que me saco de la manga, te voy a transcribir lo que Dios dice al respecto en (Apocalipsis 21. 8): Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Y más adelante relatando sobre la ciudad que ha preparando, en el cielo (v. 27) añade: No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero. Como ves, amado lector, el asunto es más serio de lo que parece.

Dios en su Santidad y en su Justicia, no puede dejar entrar al cielo ninguna clase de pecado, incluyendo la mentira, como tú mismo has podido comprobar. Si Dios permitiera que la mentira entrara al cielo, ese mismo día, el cielo dejaba de ser cielo; como el Edén dejó de serlo cuando Adán y Eva creyeron la mentira de Satanás.

Entonces quizás te preguntes: ¿Si la mentira no puede entrar al cielo, quién se salvará? La respuesta es bien sencilla: ¡NADIE! Luego, ¡todos estamos perdidos! ¡Esa es la realidad! Mas Dios muestra su Amor para con nosotros, en que siendo aún  -todavía- pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5. 8) Y Jesucristo dijo: Porque el Hijo del Hombre ha venido para SALVAR LO QUE SE HABÍA PERDIDO. (San Mateo 18. 11

De modo que Dios mandó a su Hijo a nacer de la bendita Virgen María para que de ella tomara nuestra naturaleza y después llegara a la cruz y allí cogiera nuestro pecado, para luego resucitar para nuestra justificación.

Así que, la mentira, como todos los pecados son mortales. Pídele  a Dios tu perdón, por medio de Jesucristo su Hijo, ahora.

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