sábado, 15 de enero de 2011

La Justicia y el Amor de Dios


De vez en cuando, por los medios de comunicación, nos enteramos que en algún lugar existe un niño burbuja, o sea, un niño que desde su nacimiento está viviendo en una cápsula especial donde el aire que respira no está contaminado, ya que dicho niño nació sin las defensas propias para poder vivir en nuestro ambiente, y hasta que no llegue a desarrollar dichas defensas, se ve obligado a vivir en dicho receptáculo. Si el niño intentara salir de ese envoltorio, moriría irremisiblemente. Su vida, por ahora, depende de dicha cápsula…

Dios puso al hombre en el Edén donde no había contagio de pecado y se le avisó lo que debía hacer para permanecer con vida, pues se le dijo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. (Génesis 2. 16-17) Comieron y murieron, es decir: Fueron separados y echados del Edén.

La expresión muerte no quiere decir aniquilación sino sólo y únicamente separación; porque Adán y Eva, como sabemos, no murieron, pero si fueron separados y echados del Paraíso o Edén, que, según la palabra de Dios, es lo mismo que morir. Se dice que los esquimales que viven alejados de la civilización, nunca se refrían ni cogen un catarro; pero cuando entran en contacto con una persona civilizada, ésta le trasmite los gérmenes, se contagian y mueren con un simple resfriado. Así sucedería en el cielo si entrara el pecado. ¡Menudo problema! Son muchas las personas que al oír el mensaje del Evangelio, no les entra por su cabeza ni por su corazón que Dios pueda castigar eternamente a un infierno a las personas … (¿?) ¿Sabes por qué? Porque para Dios el pecado es algo ¡¡muy grave!! Porque hemos de saber, que si pudiéramos entrar al cielo con algún pecado, en ese mismo instante, el cielo dejaría de ser cielo, así como el Edén dejó de ser  el Paraíso para Adán y Eva, en el momento que el pecado hizo su aparición.

Sí, amado lector, nuestro pecado causó un gran conflicto a Dios, porque, ¿cómo encajar la Justicia de Dios con su Amor? Porque Dios en su Justicia no puede pasar por alto el pecado, y nos condena, ya que: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. …porque no hay diferencia, por cuanto TODOS pecaron y están destituidos -echados- fuera de la gloria de Dios. (Romanos 3. 10-12 y 22-23)

De modo que su Justicia no permite en el cielo ni la mentira piadosa, pero en su Amor nos quiere salvar, porque es paciente para con nosotros, no queriendo que NINGUNO perezca sino que TODOS procedan al arrepentimiento. (S.Pedro 3. 9)¿Cómo solucionar el problema? Por supuesto que nosotros no podemos… El Trino Dios lo solucionó. ¿Cómo? El Padre mandó a su Hijo, y Éste aceptó venir a este mundo, naciendo de la virgen María, para poder tomar nuestra naturaleza y así poder tomar nuestro lugar en la cruz cargando con el castigo que merecían nuestros pecados. De este modo quedó satisfecho su Amor sin mermar ni rebajar su Justa Justicia.

Ahora, en este tiempo, el Espíritu Santo se encarga de convencernos de pecado, para que una vez confesado, podamos ser salvos, no por nuestras obras, sino por el Amor de Dios  hacia nosotros y la entrega de su Hijo. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! (Romanos 11. 33) Amado lector, todo lo que Dios hizo para salvarte será inútil si tú ahora, deliberadamente, lo rechazas…La palabra de Dios dice: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer –el que lo rechaza o se niega creer- en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. (S.Juan 3. 36)

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