sábado, 22 de enero de 2011

¿Eres o no libre?

Es conocido que, nosotros los humanos, usando de nuestra fuerza o poder, hemos esclavizado al más débil. A raíz de tantos abusos, el 10 de diciembre de 1948 fue adoptada la Declaración Universal de los Derechos Humanos, después de largos debates, por la asamblea de la O.N.U., en París, con su preámbulo y sus 30 artículos. Pero con todo, tales Derechos han sido y son pisoteados continuamente, a pesar que la libertad es uno de los dones y privilegios que Dios nos dio a todos.

Dicho regalo otorgado por Dios debemos de administrarlo sabiamente para no confundir la libertad con el libertinaje; porque puede suceder que sin quererlo ni saberlo te puedas encontrar esclavizado al alcohol, a la droga, etc. Nosotros fuimos creados por Dios a Su imagen y a Su semejanza, y por lo tanto podemos y debemos razonar, pero muchas veces por comodidad y otras por cobardía, metemos la cabeza debajo del ala, como dicen que hace el avestruz cuando se ve en peligro. Como es natural, dicha actitud no resuelve el problema.

Durante la vida se presentan problemas que no podemos evitar… y la mayoría de nosotros, en vez de afrontarlos, lo vamos dejando para última hora sin resolver; y algunos de ellos nos pueden acarrear terribles y eternas consecuencias, como puede ser morir sin la salvación.

Todos sabemos que somos pecadores, y en cambio dejamos pasar los días sin venir al Señor en busca de Su perdón. Y, hemos de saber que el pecado enquistado produce malestar, tristeza, angustia y un miedo terrible a morir…Lo que causa una tremenda esclavitud.

Un tanto por ciento muy elevado, vive bajo el peso de tan fatal yugo, y ante ese dilema, a pocos les preocupa la eterna felicidad, porque solemos decir: Ahora no puedo ocuparme de ese asunto, lo haré cuando esté gravemente enfermo. ¿Cómo es posible que los seres humanos seamos tan imprudentes dejando pasar la vida y con ella la oportunidad de ser salvos?

Si me lo permites, trataré de ayudarte a ponerte en paz con Dios. Para ello, el primer paso que debes dar es reconocer que eres pecador, pues la Palabra de Dios nos dice: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. (1 Corintios 6. 9-10) Si tú has cometido alguno de estos pecados, eso quiere decir que tú eres su esclavo. Jesucristo lo dijo: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. (S.Juan 8. 34) y,

2º paso, debes pedirle perdón a Dios de tus pecados por medio de Jesucristo, para poder librarte de ellos y ser realmente libre y a la vez puedas ser salva o salvo, ya que la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 S.Juan 1. 7) Si lo haces, surgirá el milagro de la verdadera libertad: LA SALVACIÓN, ya que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. (S.Juan 8. 34) Y todo ello fue posible porque, al igual que los hijos participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. (Hebreos 2. 14-15) o sea: Estábamos sujetos y esclavos al miedo de la muerte, pero Cristo liberó a todo el que le recibió como su Salvador.

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