domingo, 30 de enero de 2011

El corazón es más que un músculo

          Todos sabemos que nuestro corazón es el motor y regulador de la circulación sanguínea, y  en él se encuentran unas válvulas que hacen impulsar la sangre  a través de todo nuestro organismo. No es necesario decir que, cuando deja de latir, la persona deja de vivir. Pero según la palabra de Dios, en el corazón anidan más cosas que no son tan físicas ni materiales.

A riesgo que el amado lector me tilde de fanático o retrógrado, con todo, le digo lo mismo que dijo Pascal que: Il coeur à ses raisons que la raison ne connait point. (El corazón tiene razones que la razón no conoce). Al Señor le preguntaron: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. (S. Marcos 12. 28-30), y pienso me daréis la razón si afirmo que el Señor no se estaba refiriendo a la función mecánica de dicha víscera que bombea nuestra sangre, sino de esa otra labor que también hace el corazón, y que científicamente no podemos tocar, pesar ni medir, pero que en él están nuestras emociones y sentimientos.

Tampoco podemos tocar, pesar ni medir, la mente, ni el alma, porque son fuerzas interiores que nada tienen que ver con nuestro físico y sí  con nuestro ser íntimo.

Está claro que el Señor dio mucha importancia al corazón de las emociones y sentimientos, y por medio del profeta dijo: engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. (Jeremías 17. 9-10) Y por medio de otro profeta dijo: …¡gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana… (Isaías 1. 4-6)

Cristo: decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones… Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre. (S.Mar cos 7. 20-23) También declaró: Yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón. (S. Mateo 5. 28) ¿Sabes por qué muchas personas blasfeman?: Porque de la abundancia del corazón habla la boca, (S. Mateo 12. 34) pero Cristo no quiere que se pierdan y les dice: Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. (S. Mateo 5. 8)

Tenemos que confesar que somos unos miserables pecadores y nada podemos hacer para mejorar, pero Dios desea nuestro arrepentimiento y nos anima diciéndonos: Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (Romanos 10. 8-10)

Lector amado, el corazón es mucho más que un músculo. ¡No seas tardo de corazón para creer lo que la palabra de Dios te dice! Puedes llegar tarde.



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