domingo, 30 de enero de 2011

El huésped más temido

La muerte es un huésped temido y al que no le podemos negar la entrada… Para muchos, la muerte significa: El final, aniquilación, terminación, etc., pero nuestra existencia no se acaba con la muerte; sólo se sufre un cambio, una transformación, pues  las personas fuimos creadas a imagen de Dios… varón y hembra los creó. (Génesis 1. 27) Y, de la misma forma que Dios no puede morir, nosotros que fuimos creados a su imagen, tampoco dejaremos de existir: Sólo seremos transformados con la muerte.

De hecho, algo parecido sucede con la materia, ya que ésta, también es indestructible, sólo se transforma. Por ejemplo: Si quemamos un árbol, éste desaparece, pero su materia permanece convertida en cenizas. Si esto ocurre con la materia, en un plano mucho más elevado sucede con las personas, porque no sólo tenemos materia, también tenemos alma y espíritu. Nuestro cuerpo se volverá polvo, pero un día resucitará, bien para el infierno o para el cielo. No todo termina con la muerte. Tú, eres eterno.

Dicha verdad queda demostrada y explicada con la historia que el Señor contó del rico y Lázaro, pues queda claro que después de la muerte, ambos seguían viviendo; bien que en diferentes lugares: Uno estaba en lo que llamamos infierno, y el otro en lo que entendemos por cielo; pero quedando bien evidente que, aunque habían muerto, la existencia del uno y del otro no había terminado.

Por el desconocimiento de la Palabra de Dios, se cometen muchos errores cuando hablamos sobre la muerte, porque nos fundamos en nuestros razonamientos, en supersticiones, y en filosofías de personas más o menos inteligentes, y Cristo dice: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?. (S.Marcos 12. 24)

Para muchas personas, al hablar sobre la muerte están creyendo que con ella todo termina, todo se acaba. Definiciones, verbos y adjetivos deprimentes… No puedo negar la cara fea que tiene la muerte, pero según la Palabra de Dios, muerte sólo significa separación y a dicha separación nos conduce tanto la muerte espiritual, como la muerte física, como la muerte eterna.

De modo que, cuando la Palabra de Dios dice: Y a vosotros, estando muertos en pecados… se nos está diciendo, que espiritualmente y por causa de nuestros pecados, estamos separados de Dios o muertos para Dios, porque el hecho de respirar no quiere decir que estamos vivos espiritualmente. Como dijera S.Pablo a unas mujeres: Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta. (1 Timoteo 5. 6) Así que, la persona puede estar viva físicamente y a la vez estar muerta espiritualmente, es como decir, que estás separada de Dios. Si en ese estado le sorprendiera la muerte física, o sea, la separación del alma y del espíritu del cuerpo, el resultado final sería la muerte eterna, o sea, la separación eterna, el infierno.

En términos matemáticos se expresaría así: Muerte espiritual, más muerte física, es igual a muerte eterna. Muerte que Dios no ha querido ni la quiere para nadie, ya que el Señor …no quiere que ninguno perezca, -muera- sino que todos procedan al arrepentimiento. (2 S.Pedro 3. 9) Y todo ha sido posible por la Misericordia de Dios al enviarnos a su Hijo a nacer de la Virgen María para morir en nuestro lugar y por culpa de nuestros pecados. Para que por medio de Él puedas tener Vida y seguridad de salvación ya que: Él os dio Vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. (Efesios 2. 1)

No hay comentarios:

Publicar un comentario