sábado, 15 de enero de 2011

Sí, pero no es suficiente


Es mi intención, al escribir este artículo, el que tú, querido amigo, tengas las ideas claras tocante a tu futuro eterno. Es mi petición a Dios por ti, para que estas líneas te puedan ayudar o por lo menos inquietar… y de esta manera incitarte a buscar la Verdad no quedándote impasible con el conformismo. He aquí 5 doctrinas que tú y yo creemos, pero…

1.-) Tú crees en la Trinidad, o sea, crees que Dios es uno en tres Personas en unidad perfecta. Crees que el Padre es Dios, el Hijo es Dios y que el Espíritu Santo es Dios. Pero sigues sin tener seguridad de vida eterna; sigues con miedo a morir porque no sabes dónde irás a pasar la eternidad, si en cielo o en el infierno… de modo que crees pero no lo bastante…

2.-) Tú crees que hay cielo e infierno, es decir: Un lugar de dicha eterna y otro de condenación eterna… pero el afirmarlo a ti no te garantiza que irás al cielo…

3.-) Tú crees en la encarnación del Hijo de Dios en el vientre de la bienaventurada virgen María y que ella concibió por el Espíritu Santo, etc., pero con todo, tienes que confesar, que cuando cavilas en la certeza de la salvación, te pasa un nubarrón tan oscuro que no ves la Luz

4.-) Tú crees en los milagros que el Señor realizó, como fue la curación de ciegos, paralíticos, leprosos, la multiplicación de panes y peces, etc., pero sigues con tus dudas sobre la muerte y a dónde pasarás tu eternidad, y

5.-) Tú crees en la resurrección, no sólo que Cristo se levantó de entre los muertos, después de morir por nosotros; como también crees que un día habrá resurrección de todos los humanos, y que unos irán con sus cuerpos resucitados al cielo y los otros al infierno.

Ahora te pregunto: ¿En qué lado estarás? Si no lo sabes, te digo: ¿De qué te sirve  creer en doctrinas tan fundamentales sino sabes qué te espera cuando mueras? Tienes que reconocer que no es suficiente…

Todas estas doctrinas son necesarias para recibir al Señor como Salvador, pero no son suficientes… ¿Por qué? Porque eso demuestra que sólo es una fe intelectual… es decir: Que tú crees en la historia sagrada como yo creo en la historia de España. ¡Sí, yo creo en la historia de España!, pero esa fe a mí no me salva; de la misma manera sucede con tu fe religiosa. Tampoco te salva. ¿Te das cuenta?

Para tu mayor asombro te diré que: Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan… (Santiago 2. 19) ¿Qué te parece? Los demonios tienen una fe que para muchos humanos la quisiera; en cambio ellos no dejan de estar condenados para toda la eternidad… ¡Cuidado con tu fe, no sea que te suceda como a ellos!

Amado lector: Si quieres ser salvo, entonces tienes que creer más de corazón que con el intelecto, es decir: Tienes que confiar sencillamente en lo que Dios dice en su Palabra y sin peros… Si pusieras tu confianza en lo que Dios dice y promete, podrías tener la seguridad de la salvación ya. Compruébalo por ti mismo con este versículo de (S.Juan 5. 24) y observa lo que te asegura: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi Palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. ¡No puede ser más claro y seguro!

Si te regalaran un reloj, ¿qué harías para que fuera tuyo? Cogerlo, ¿verdad? Haz lo mismo ¡Así es la salvación!

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