sábado, 15 de enero de 2011

El juicio Final


Como quiera que somos millones las personas que habitamos  este mundo, no es difícil encontrarte con diferentes maneras de pensar sobre el Juicio Final. Unos hacen chistes y otros lo toman en serio… pero la verdad del asunto no se puede fundar en lo que tú puedas opinar sino en lo que Dios dice al respecto, puesto que Él es la máxima autoridad en este universo y al final, un día tendremos que rendirle cuentas...

Se teme a dicho juicio porque nos imaginamos lo terrible que será, ya que después se pasa a la Eternidad… Por lo tanto existe cierta incertidumbre y miedo, como le sucedió a Félix el gobernador romano cuando S.Pablo le habló acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó… (Hechos 24. 25)

Toda persona que se asusta, -hasta de pensar en el Juicio Final- es, porque llamándose cristiana, tiene miedo a morir. Y tiene miedo a morir porque no ha creído ni a recibido a Cristo como su Salvador y Señor; porque: El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (S.Juan 3. 18) De manera que las personas no tienen que esperar al Juicio Final para saber que están condenadas.

Resulta paradójico que  pienses en el Juicio Final, y no te preocupes en escapar, AHORA que puedes, de él.

Al leer estas cosas, algunas personas se enfadan creyendo que herimos su sensibilidad y que las tratamos de tontas, y nosotros somos los listos… porque aseguramos que somos salvos… Lamentamos que así lo creas; pero ni tú eres tonta ni nosotros listos, sino que la diferencia está en creer o en no creer a Dios. No sólo creer en Dios. Porque creer en Dios, lo creen hasta los ateos, pero creer a Dios es igual a confiar plenamente en Él  y hacer caso a sus promesas.

Voy a ponerte un ejemplo con dos de tantas promesas de Dios: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. (S.Juan 3. 36) Aunque te parezca insólito, tú puedes saber que eres salva o salvo AHORA, si lo crees de verdad. También dijo el Señor: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (S.Juan 5,24)

¡Son verdades que merecen ser vividas AHORA! Amado lector: ¡Disfrútalas sabiendo que eres salva o salvo!

Es cierto que la Justicia y la Santidad de Dios no permitirá ninguna clase de pecado en el cielo, ni la mentira piadosa, por lo que TODOS estamos perdidos y echados de la gloria de Dios, pero podemos ser justificados gratuitamente por Su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús… (Romanos 3, 23-24) Todo esto es posible y tuvo solución cuando Su Hijo tomó nuestro lugar y pecado en la cruz. De esta manera, el  Amor de Dios nos pudo salvar, sin quebrantar Su Justicia, quedando ésta satisfecha.

Si después de lo escrito, el amado lector sigue temiendo a la muerte y al Juicio Final, será porque no ha confesado a Dios sus pecados ni le ha pedido perdón de los mismos, porque  la Palabra de Dios dice: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1 S.Juan 1. 8-9)

No hay comentarios:

Publicar un comentario