sábado, 15 de enero de 2011

La verdadera sabiduría


El sagaz lector al ver el titulo de este artículo, se pregunte: ¿Es que puede haber sabiduría falsa? Si así fuera ¡Entonces ya no es sabiduría! Te doy toda la razón; pero nosotros, las personas, en nuestro orgullo, no podemos soportar la omnisciencia de Dios. ¿Sabes por qué? Porque Satanás está detrás de todo el escenario de la vida, teniendo cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del Evangelio... Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios… ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira… (2 Corintios 4. 4; Roma nos 1. 21, 23, 25)

“Somos tan sabios” que criticamos a Dios y pleiteamos con Él diciendo: ¿Por qué tolera las guerras, los desastres, etc.? Y hasta nos atrevernos a mofarnos de Él, no sólo manifestando que venimos del mono, sino que la Biblia es una mentira, y que Dios, si alguna vez existió, ya ha muerto. ¡Que lumbreras somos! Pero Dios nos dice: No se alabe el sabio en su sabiduría… Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: En entenderme y conocerme, que Yo soy Yahvé… (Jeremías 9. 23-24)

Ahora es el momento de preguntarnos: ¿Conocemos y entendemos al Señor? Si no es así, entonces, ¿dónde está tu cacareada sabiduría? Porque has de saber que: El principio (la base, los cimientos) de la sabiduría es el temor de Yahvé. (Proverbios 1. 7) Porque, ¿de qué te sirve todo tu conocimiento acumulado y ser galardonado con el premio Nóbel, si al final, cuando mueras, te vas a encontrar solo ante el juicio de Dios? ¿A esto le llamas ser sabio? ¿No te das cuenta que has edificado un palacio sin cimientos como es el temor reverente a Dios? 

Con lo dicho no quiero dar la impresión que estoy a favor de la ignorancia, ¡ni mucho menos!, sino que intento hacerte entender, que lo fundamental que lo humanos debemos hacer es: Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia… (Mateo 6. 33)

La verdadera sabiduría no se encuentra con llenar la mente de cultura, sino se halla cuando humildemente se la pedimos a Dios, y para esto no es necesario ser una lumbrera. Él dice: Si alguno (cualquiera) tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago 1. 5) Pero si nosotros, después de saberlo, persistimos en querer hallar a Dios por medio de nuestros conocimientos humanos y hasta teológicos, nos estamos equivocando de dirección.

 Cristo, la misma Sabiduría encarnada, un día elevó la siguiente oración: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y la has revelado a los niños. (a los sencillos) Sí, Padre, porque así te agradó. (S.Lucas 10. 21)

Acaso te preguntes: ¿Por qué Dios ha obrado de este modo?. Para demostrar que: Lo insensato de Dios es más sabio que los hombres… y lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios… a fin de que nadie se jacte en Su presencia. (1ª Corintios 1. 25, 27, 29)

Lo más importante de  la vida es buscar primeramente el reino de Dios para poder decir: …una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. (S.Juan 9. 25)

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