sábado, 15 de enero de 2011

Una Navidad diferente

  
He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. (Isaías 7. 14)

Una vez Jesucristo dijo: Pero en verdad os digo también que muchas viudas habían en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y sobrevino una gran hambre en toda la tierra, y a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. (S.Lucas 4. 25-26)

Y nosotros podemos decir que: Muchas vírgenes habían en Israel en los días de Augusto César, emperador romano, deseosas de ser madres del Mesías pero ninguna tuvo el privilegio de ser escogida por Dios, sino solo María:  ...una virgen desposada con un varón de nombre José de la casa de David; el nombre de la virgen era María. (S.Lucas 1. 27)

Fue el ángel llamado Gabriel, enviado por Dios a la Virgen María, y la saludó diciéndole: Salve, llena de gracia, el Señor es contigo. (S. Lucas 1. 28). Dicho ángel llevó el mensaje más importante y glorioso que este mundo podía soñar.

El Evangelio de San Lucas nos relata que el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre JESÚS. Él será grande y llamado Hijo del Altísimo... (S.Lucas 1. 30-32), y S. Mateo, recogiendo la profecía de Isaías escribió: He aquí que una virgen concebirá y parirá un hijo, y se le podrá por nombre “Emmanuel”, que quiere decir: “Dios con nosotros”. (S. Mateo 1. 23)

Sin necesidad de usar mucho la imaginación, podemos adivinar los pensamientos y preguntas que se acumularían en la mente de María... ya que ella estaba desposada, no casada, por lo que: Dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra... (S. Lucas 1. 34-35). Al final del diálogo, ella dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra. (S.Lucas 1. 38)

Por  lo que se desprende del pasaje, es envidiable la postura de la Virgen María en semejante situación. Pues a pesar de las críticas que pudiera recibir de la gente al verla embarazada sin estar casada, con todo, quiso ser la sierva o esclava del Señor voluntariamente. Así fue posible que naciera el Salvador.

Fue necesario para que el Hijo de Dios pudiera morir en nuestro lugar, que antes fuera engendrado en el vientre de la bienaventurada Virgen María y así poder tomar nuestra carne y derramar Su sangre para el perdón de nuestros pecados. Si ella no hubiera aceptado, Dios no la hubiera obligado... ya que Dios nunca nos obliga hacer nada que nosotros no queramos. De haber ella relegado tal privilegio, no sabemos el rumbo que la historia hubiera tomado. Pero, ¿para qué hacer especulaciones?. Lo admirable fue que ella lo quiso, a pesar de estar desposada con S. José. Tú mismo puedes leer los pasaje que se encuentran en (S. Lucas 1. 26-56 y S. Mateo1. 18-25)

María, después de haber concebido por el Espíritu Santo, se fue a ver a su parienta Isabel y estuvo con ella como tres meses. (S. Lucas 1. 56) Ignoramos de qué tiempo iría María cuando fue a ver su parienta.

Cristo en la cruz fue abandonado por casi todos, incluso por aquellas personas que fueron beneficiadas por sus milagros. No sucedió así con María, su madre... La puedes ver con tu imaginación al pie de la cruz... pendiente de los sufrimientos de su hijo... No hace falta esforzar la mente para imaginar el sufrimiento al verse impotente ante crimen tan atroz y no poder mitigar el dolor de su hijo. Ahora se estaba cumpliendo lo pronosticado por el anciano Simeón, el día que con su esposo llevaron al niño al templo para presentarle al Señor: y una espada atravesará tu alma... (S.Lucas 2. 35)

Tengamos un alto aprecio a María, a su persona humilde, obediente y sigamos su ejemplo. Ahora, gracias a dichos acontecimientos, podemos celebrar y recordar la Navidad.

El apóstol S.Pablo nos recuerda que: Ciertamente apenas morirá alguno por un justo… Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió  por nosotros.¡Gracias a Dios por su don inefable. (Romanos 5. 7-8 y 2ª Corintios 9. 15)

NAVIDAD
La noche callaba y el campo dormía,
 Y en la cuadra humilde un Rey nos nacía.
Su madre María, llena de amor
Lloraba y decía: “Es Hijo de Dios”.
(Poesía por autor desconocido)


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